Su familia no contaba con los recursos que necesitaban para pagar la operación y la prótesis de sus piernas, así que optaron por ayudarla con una solución casera, el cual terminó por convertirse en algo tan llamativo que todas las personas de la provincia de Yunnan, en China, no pudieron evitar notar.
Ya que los padres de la pequeña Qian, que en aquella época tenía cinco años, le colocaron un balón de basket ball justo al final del tronco de su cuerpo, en el que ella se apoyaba para poder arrastrarse o saltar, además de ayudarse con dos cepillos para lavar ropa, uno en cada mano, usadas como una especie de muletas. Por todo esto, la gente empezó a conocerla con el seudónimo de Basketball girl (La chica del balón de baloncesto, en español.
La niña sobresalió porque a pesar de haber perdido la mitad del cuerpo, nunca perdió la alegría por la vida, y siempre se la ha visto sonreír mientras andaba camino a su escuela de Luliang, con el mismo o quizá hasta más entusiasmo que los niños de su edad, y es que incluso fue una alumna destacada del colegio. Al llegar a la escuela siempre recibía ayuda para sacar su cuerpo del balón de basket y acomodarse en el pupitre. Al terminar las clases, regresaba rebotando a casa.
Qian Hongyan usó por primera vez su nueva prótesis en el Centro de Rehabilitación de Pekín, China, después de algunos exámenes médicos y el ya mencionado proceso de rehabilitación. La alegría de niña fue tanta que no pudo evitar enseñar sus nuevas “piernas” para que tomaran unas fotografías de las diferentes agencias de noticias que se refirieron a su caso como algo insólito.
Cuando sabemos de historias como esta, solo queda decir para uno mismo y en silencio: No tengo nada de qué quejarme, todo va a estar bien a pesar de todo.
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